Cristóbal - Ángel

Ángel Montesdeoca es alumno de 2º de Bachillerato, y aunque lleva muchos años aquí, se estrena en esta obra. Hace de  Cristóbal, marido de Tomasa. Tiene el honor de abrir la secuencia de entrevistas, que estamos haciendo robando un poco de tiempo los viernes a cada uno, lejos del lugar de ensayo para no molestar.

¡Hola, Ángel! ¿Qué tal? 

Bien, bien, muy bien.

Muy bien, empecemos con las preguntas. ¿Qué te parece la trayectoria del grupo? 

Creo que ha hecho unas obras bastante buenas, ha ganado unos cuantos premios. Como estoy aquí desde hace seis años, he tenido la oportunidad de verlas todas. Recuerdo que la de Carlota me gustó mucho...

¿Fue la que más te gustó de todas?

Sí, la verdad, aunque con Rebeldes el año pasado hubo mucho morbo con el beso.

¿Qué te motivó a apuntarte a la actividad?

Yo antes era de lo más vergonzoso. Quería ser profesor de inglés, y sigo queriéndolo, de hecho. Quería quitarme la vergüenza, poder estar delante de una clase, yo qué sé... Pero luego, con el paso del tiempo, me fue gustando mucho la dinámica de esto.

¿Cómo te sentiste al ser elegido en tu personaje?

Pues la verdad es que me lo esperaba un poco (ríe), porque había justo los chicos para los papeles masculinos disponibles. Éramos tres y justo había tres papeles.

¿Y qué te parece tu papel? ¿Te gusta? ¿No te gusta?

Me gusta mucho para empezar en teatro. Es un papel muy contrario a mí, no me pega, pero estoy intentando mejorarlo. Yo soy una persona bastante tranquila, y Cristóbal se enfada prácticamente todo el tiempo, así que estoy practicando la rabia y esas emociones.

¿Qué opinas de la obra?

Puede y estoy seguro de que ganará algún premio. Además, tenemos una actriz revelación, que nadie esperaba pero nos impactó con su actuación, lo hace rematadamente bien.

¿Y sobre la directora?

Pues... (le suda la frente). Lleva dándome desde cuarto latín, es bastante maja, y cuando quiere, muy seria. Sabe dirigir, tiene mano dura porque es necesario.

¿Qué esperas llevarte de este año?

Llevarme buenos recuerdos, ¡que es mi último año! Y quitarme la vergüenza, claro, que era el objetivo principal.